"Andrea, ven conmigo", le dijo Manel Estiarte. Luego, ellos dos entraron a la oficina. Andrea intuía lo que iba a encontrar. Abrió la puerta y él lo estaba esperando. Un vino tinto estaba en la mesa. Libro, anotaciones y las típicas pizarras tácticas aclimatizaban el ambiente.

Guardiola le agradeció la visita y le habló en un perfecto italiano. Pirlo casi no habló durante la conversación que se desarrolló en treinta minutos.

"Ya no podemos pedir más. Estamos muy bien. Pero buscamos un centrocampista para alternar con Xavi, Busquets, Iniesta. Serías la guinda", le pronunció Pep. Pirlo lo escuchaba. Habían pasado pocos minutos del partido que habían jugado Barcelona y Milan. En la oficina del Camp Nou, Andrea seguía sorprendido. "Ya hablamos con Milan anteriormente pero nos han dicho que no. Pero lo intentaremos nuevamente", prosiguió Guardiola.

Por muy poco no coincidieron en Brescia como jugadores en 2001 (por cierto, este medio tuvo la segunda primicia en su historia: Bayern Munich jugará un amistoso frente a Brescia el 9 de julio en Trentino). Tampoco coincidieron en el Barcelona dirigido por Pep.