No dice obviedades, no se copia de valores mediocres realacionados a leyes del mercado, sus argumentos clarifican y potencian el análisis. Juan Manuel Lillo es una especie de entrenador que ya casi no existe. Es de aquellos que cuando entrena otorga conceptos y deja enseñanzas a sus dirigidos. Sabe de jugadores, de entrenamientos, interpreta el juego, posee muchos conocimientos y virtudes y, algo inusual en el medio, quiere aprender, trabajar y crecer todos los días. Y algo más, sabe escuchar y en cada conversación la sabiduría se hace presente.

Por algo Pep Guardiola lo elogia y lo elige siempre. Lillo reivindica siempre a Pep. Ahora valora su introducción en el fútbol como entrenador: “Creo que su aparición en el fútbol ha sido grata. No importa lo que haga. Su manera de ver el fútbol será positiva en cualquier ámbito en el que participe. Si quisiese ser presidente sería un buen presidente."


"El paso de Pep de jugador a entrenador es muy fácil porque ya era entrenador cuando jugaba, entonces yo creo que nunca ha dejado de ser entrenador, al igual que creo que nunca dejará de ser jugador, curiosamente”.

“Guardiola era casi la voz de Cruyff en el campo, entonces la manifestación que tiene es muy similar. Por lo tanto, es normal que uno tenga fidelidad a aquello que tanto bien le ha ido. Y, gracias a Dios, Pep es muy ecléctico y es un hombre muy abierto a cualquier tipo de mejora o idea que no sea exclusivamente ésta.”

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